Comida, dolor y sanación
La comida es un poderoso mecanismo de afrontamiento del dolor. Nos reunimos alrededor de las mesas para comidas reconfortantes o entregamos guisados a los seres queridos en duelo. En el duelo, es tentador disfrutar de alimentos grasos y azucarados para sentirse cómodo. En cambio, he aprendido a canalizar mi dolor en la cocina. Al cocinar, convierto mi dolor en algo tangible. Empiezo con materias primas que necesitan ser picadas, abiertas, trituradas, cortadas en cubitos para liberar su potencia y cocinarse correctamente. Cuando la materia prima se encuentra con el calor, comienza la verdadera transformación.
Elija una receta, una que se sepa de memoria o una que nunca haya probado. Reúna los ingredientes. Mientras manipula cada objeto en bruto, proyecte su dolor en él. Míralo transformarse al picar, rebanar, saltear y hornear. Sienta su ira arder como el calor de la estufa, pero observe cómo las verduras se ablandan con el calor. Vea cómo la carne chisporroteante se resiste a la sartén caliente y luego se relaja para aceptar la transformación. Su comida terminada será producto de la curación: reconfortante y creativa, catártica y nutritiva.