Dar la bienvenida a la felicidad
¿Se puede ser feliz en la encrucijada del duelo? ¿Está permitido? ¿A veces se siente culpable por ser feliz?
Coloque sus pies descalzos sobre la Madre Tierra, sus manos sobre su corazón y cierre los ojos. Inhale e imagine su respiración entrando desde el cielo hasta su coronilla. Recuerde lo más hermoso de su ser querido o un evento en el que ya no puede participar o que ahora tiene acceso restringido. Al ver esta imagen en el ojo de su mente, lleve su respiración más profundamente a su cuerpo y luego a su corazón. Trae una sonrisa a su corazón y, si puede, una sonrisa a su rostro. ¿Qué sensaciones, colores y olores recuerda? Mantenlos en su corazón por un momento y respira. Respire más profundamente y suspire profundamente en su vientre, y permita que se libere a través de la planta de los pies, liberando toda la culpa y la inquietud por ser feliz. Esté en este momento y permita que sus ojos se abran con alegría.