Hacer frente a las olas de dolor
A veces, grandes oleadas de dolor me embargan durante las partes más extrañas del día, mientras estoy en el trabajo o camino al metro. No siempre tengo una salida en esos momentos. La vida no siempre da tiempo a las olas que nos abruman. Este ritual de «perderlo» me ayuda a dejar salir de la inmensidad que siento de una manera cruda y sin ataduras.
Escuche una canción de alta energía que le guste. Empiece a mover su cuerpo continuamente. Se trata del permiso para perderlo. Agitar, saltar, golpear el aire. Déjalo salir, cada centímetro de energía quemándose dentro de sí, queriendo explotar. Intente hacer algunos sonidos, si las lágrimas salen, déjelas fluir.
Muévase hasta que se quede sin aliento, hasta que sienta que ya no puede, hasta que golpee la pared de ladrillos. Empuja más allá de la pared de ladrillo del agotamiento. Detener. Sienta cómo se le acelera el pulso. Siente la respiración, tratando de recuperar el ritmo. Ser sólo. Está aquí ahora. Con este cuerpo poderoso, este recipiente, este aliento, quizás pueda tener espacio para esas inmensas olas sin ser aplastado por ellas.